Creo que es la primera vez en la historia del cine español que una unidad de naturaleza se incorpora a un proyecto cinematográfico de ficción. Las secuencias en las que Marcos niño, o Marcos adulto (Juanjo Ballesta), interactúan con los lobos, u otros animales como el búho o los buitres, las rodábamos el equipo de ficción, pero había un montón de planos con animales salvajes o en cautividad que serían rodados por esta unidad dirigida por Joaquín Gutiérrez Acha, uno de los mejores cineastas de naturaleza del mundo y el único español que trabaja por encargo para National Geographic, ORF o BBC.
En el Parque Natural de Cardeña-Montoro (Córdoba) encontramos el Oreganal, una pequeña finca que tenía magníficos y variados rincones para rodar la naturaleza en cautividad. Allí construimos un cercado especial de dos hectáreas donde se rodarían todas las escenas de lobos. Durante más de un año fue el cuartel general de la unidad de naturaleza y también de gran parte de la de ficción. Allí los lobos se sentían felices, corrían a sus anchas, se bañaban en el río, jugaban, saltaban y continuamente se les oía aullar. Pepe España nos decía que cada vez que veían aparecer la furgoneta blanca en la fundación, se ponían muy contentos porque ya sabían que viajaban al Oreganal.
El gran reto de tener una unidad de naturaleza independiente era encajar sus rodajes a los nuestros, sus imágenes a las de ficción. Todas estas secuencias, con mezclas de planos de ambas unidades, se dibujaron en un story que se convirtió en nuestra guía única y común. Quien rodara primero la secuencia apuntaba en cada viñeta toda la información del plano necesaria para el otro equipo; hora del día, luz (sol o nublado), inclinación del sol, lentes, filtros, posiciones y configuraciones especiales de la cámara. Así que cada una de las unidades trataba de hacerla primero para que fuera la otra la que se tuviera que adaptar. Al final nadie se llevó el gato al agua y todos tuvimos que adaptarnos. Lo que nunca ocurrió fue coincidir los dos equipos en el Oreganal porque los métodos y tiempos de trabajo eran completamente diferentes. Además, los lobos funcionaban bien los cinco o seis primeros días, luego se cansaban y ya no había manera de que atendieran a las indicaciones de Pepe. Los lobos no están adiestrados, simplemente obedecen a ciertas indicaciones de Pepe a cambio de comida, así que cuando tenían el estómago lleno, se echaban a dormir y se acababan los rodajes.
El primer encuentro del niño con los lobos fue en Septiembre de 2009, cuando los cachorros tendrían unos tres meses. Con esa edad podían interactuar juntos y sin peligro. Aquellos días de rodaje los recuerdo con emoción. Viendo a Manuel jugando con los lobeznos sentía que por fin la historia comenzaba a funcionar. Aquella noche, cenando en el pueblo de Cardeña con Pepe España, le comenté la posibilidad de intentar acercar un lobo adulto al niño. Si fuera posible la película iba a adquirir otra dimensión. Los tres lobeznos habían viajado con sus padres, y Lena, la madre, era bastante tranquila. Pepe, que en un principio se negó, terminó aceptando ante la insistencia de Joaquín Gutiérrez Acha y la mía. Al día siguiente se produjo el emocionante encuentro, y aunque al principio Manuel estaba un poco asustado, pronto se hizo con Lena. A partir de ese día pudimos rodar con él y con los lobos en el mismo plano sin que lamentáramos el más mínimo percance.
Con Juanjo Ballesta la historia era bien diferente porque si alguien tenía que andarse con cuidado no era él sino los propios lobos. Necesitamos dos días hasta que se acostumbraron a sus pelos y a sus ropajes, y cada vez que se le acercaba uno, se tiraba al suelo y se revolcaba con él. No imagino a ningún otro actor español haciendo el papel de Juanjo, era la elección perfecta. Al final de cada jornada de rodaje terminaba lleno de arañazos y
matauras, de correr, saltar, trepar, revolcarse, nadar; estaba en su salsa, y eso se notaba en los rodajes, siempre tiraba del carro.
Una de las escenas más complicadas de planificar fue la caza de la cierva en la poza. El salto que había que dar era importante, de unos 6 ó 7 metros, y una vez en el agua, agarrar la cierva por el cuello, subirse en el lomo y hacer la acción de matarla con el cuchillo. Mi ayudante de dirección había decidido que lo hiciera un especialista (algo bastante sensato), no solo por el peligro que conllevaba la acción, sino también para reconocer bien el fondo por si hubiera rocas. Pero Juanjo me insistía que quería hacerlo él. Un día me pidió que fuéramos a la localización del salto, quería verlo. Nada más llegar, se quito la ropa, salió corriendo y saltó. Cuando asomó la cabeza en la superficie, con esos ojillos de pillo que tiene, me gritó; "¡Gerardo, ya le digo yo al especialista donde tiene que saltar, je, je, je!". Al final, en la peli saltaron todos, él y los especialistas. Todos contentos.
Fdo. Gerardo Olivares
Gutiérrez Acha relata su experiencia en ENTRELOBOS
En la primavera de 2008 recibí una llamada de mi buen amigo Gerardo Olivares anunciándome que tenía una gran historia entre manos y que quería contar conmigo para llevarla a cabo. Días después quedábamos para tomar un café y escuchar, el que para mí iba a ser uno de los proyectos más importantes de mi vida. Desde el primer momento, la historia me cautivó. Lobos ibéricos, niños, Sierra Morena... a medida que Gerardo hablaba, me iba imaginando cómo podría quedar todo esto, bien urdido, y por primera vez en España en la gran pantalla.
Durante más de 20 años hemos producido y filmado documentales de historia natural para televisión pero ahora, gracias al ofrecimiento de Gerardo y a la confianza y al apoyo incondicional de José María y Miguel Morales de Wanda Visión, podremos llevar nuestras imágenes, las de nuestra naturaleza, a las salas cinematográficas.
Lobos, águilas, linces, ginetas, grullas, ciervos, etc., son algunos de los personajes con los que estamos trabajando. Cada uno de ellos supone un reto distinto y lo que es más complicado, trabajar con unos tiempos más limitados de los que normalmente disponemos en la producción de documentales.
Carmen Rodríguez, Salvador Suano, Esther Garduño, Herminio M. Muñiz, Nacho Ruiz, Alberto Saiz, José Ramón y yo, configuramos el pequeño equipo de Bitis Documentales, que conformaba la unidad de naturaleza de ENTRELOBOS. No quiero dejar de mencionar a los biólogos José España y Anais Sánchez que, aunque no pertenecen al equipo de Bitis Documentales, han colaborado de una forma decisiva en el desarrollo de algunas de nuestras producciones.
Tengo toda la confianza en que esta película abre un nuevo camino en el cine español. Historias de animales y hombres configuran un escenario nuevo en nuestras producciones y una apuesta personal para todos los implicados en esta producción que, a buen seguro, será todo un éxito, ENTRELOBOS.
Joaquín Gutiérrez Acha
Director de la Unidad de Naturaleza de ENTRELOBOS